Cuando ella se marchó, supo que había fallado; como cuando frente al arco, tiraba el balón contra el público que atoraba una celebración para convertirla en maldiciones.
El fútbol te da oportunidades; la
literatura, quién sabe.
Solo, con su tabaco, intentó un
argumento deportivo: los cigarrillos – se respondió así mismo – se suceden y
los libros se acumulan.