miércoles, julio 12, 2006

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Hay demonios que se toman la molestia de venir desde muy lejos y posarse a la cabecera de mis dudas esperando la ocasión perfecta para hacerse de un retazo en mi memoria. No les interesa lo árido del terreno pues ellos saben muy bien ser feraces en mi inconstancia. Algunos de ellos sólo son pasajeros huéspedes reclamando un asilo mientras encuentran una mejor presa o alguien más dispuesto para sus tropelías y antojos. Los hay de una antigüedad que no conozco, como el amor. Ellos me hablan de las eras en sus inicios y es por eso que les tolero en la biblioteca desordenada de mis recuerdos y cavilaciones. Los hay viciosos como yo mismo o como nuestros besos interminables; y los hay de frente arrugada como las tribulaciones. De mala manera conviven entre ellos. Los he visto en disputa por mis sentimientos. Hay que ver entonces cómo entrelazan sus mañas mientras yo me acerco a hurtadillas para hacerme del momento y llevarlo a mi tesoro a donde nunca llegarán. Iracundos y sabiéndose burlados, acometen en jauría contra tu recuerdo. He aprendido de ellos la paciencia y la astucia. Los imagino un día llegando a un acuerdo común. Planeando alguna vez hacer sitio a las puertas de tu nombre y vencer...

(de: "el baúl de a. l. terego" )

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