martes, agosto 29, 2006

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Conclusiones alrededor de un graffiti infantil. Un niño ha tomado un crayón y ha trazado su nombre en la pared recientemente pintada. Como manda la lógica de las inversiones, sus padres le han regañado. Este infante no busca más que expresarse. Tú sólo piensas en la pared manchada. Ya aprendió a escribir su nombre, a decirte existo, esto me enseñaste. En todo caso diría: mira, tu dinero ha sido utilizado correctamente y las semanas de escuela no fueron solamente gastos. Primeras silabas llenas de inocencia. Tú sólo sabes disgustarte y hacer que limpie el muro y borre su trascendencia. Tal vez lo único que intenta es llamar la atención. O compartir esa sabiduría con la que nacemos y que olvidamos al crecer. Será acaso por eso que no entendemos aquellas líneas trazadas sobre las arenas de Nazca ni los rituales pintados en una caverna de Altamira. El resultado: dejamos de creer y de crear. De intentar algo nuevo por temor a una represalia. Y olvidamos quienes somos.

Es increíble: tu hijo acaba de tomar nuevamente el crayón y escribir ahora la palabra papá. Tú sólo vez una mancha en la pared.




del libro: "El Baúl de A. L.Terego"

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