lunes, mayo 29, 2006

TERCO EPISTOLAR

Soy un fósil, una carta. En eso me han convertido las llamadas que no contestaste y las que nunca hice. Una lámina. Una simple tablilla donde se te antoja limpiar el polvo acumulado por el descuido. Como una vieja revista que nos gustó cuando niños y la hojeamos sólo por perder edad. En eso me ha convertido mi apatía. Incorregible ahora, y perdiendo el sentido, mi único reconfortante es que siempre me encontrarás divertido. Siempre algo nuevo que hurgar. Soy el pretexto favorito para tu vanidad. Amarillento espejo donde también puedes ser joven y tener sueños. Es mi fin, en fin. Espero esta vez hacer bien mi trabajo…

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