lunes, octubre 20, 2008

SILUETA VACÍA

Despertaste. Habías soñado con hazañas, con grandes viajes y aventuras; poseído el conocimiento y descifrado los misterios eternos; habías amado. Y no encontraste a nadie que escribiera acerca de tu sueño, mucho menos sobre tu existencia.

Volviste a despertar. Y no encontraste a nadie, ni siquiera a ti mismo

miércoles, octubre 01, 2008

sin numerar más uno



Yo padezco de aquella clase de tristeza que tienen las cosas que no pudieron ser dichas, de esa nostalgia de mis libros esperando a que me desocupe para atender sus páginas secas colgadas del estante como alguien que suspira por el agua con los pies al borde de un pozo seco. Yo, lo confieso, padezco de aquella tristeza del hombre que es feliz por todo menos por sí mismo.


Un rastro que se desvanece. Una huella, simplemente. Que se apaga entre pensar y sentir, sin poder expresar lo que sus rasgos delatan.


Yo, huella triste, te regalo mis espacios entre todas estas letras…