lunes, septiembre 15, 2014

9 (DE INVENTOS)

Al colocar el último tornillo de mi máquina de ladridos, pensé que me iba a volver millonario. Pulsé el botón y, seleccionando satisfecho el dial, escuché a un doberman, un rotweiller y hasta a un chihuahua. Esto es una mina de oro, pensé.
Mi gato, al oír los ladridos, salió huyendo del taller. Le busqué por toda la casa para comprobar, una vez más, la efectividad de mi invento. Si el felino era incapaz de distinguir los ladridos de mí maquina con los reales, entonces mi éxito estaba asegurado.

Los animales son inteligentes. Apenas me ha visto acercarme, el gato, presintiendo su papel en el experimento, se ha escabullido hacia la sala para encender el televisor.

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