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Mi búho de metal es como el de la película The Clash of the Titans. Puede mover las alas y girar la cabeza trescientos sesenta grados. Y producir un gorjeo que sólo yo entiendo.

Me han pedido innumerables de veces que lo exhiba. Que desentrañe su mecanismo y lo done a la humanidad para un uso benéfico. Yo me he negado, desde luego.

Se me ha exigido que revele la aleación de su ligero y resistente plumaje, para usarlo en tanques y naves. También a eso me he negado.

Todo esto se me ha pedido por ruego o amenaza, sin saber siquiera que soy incapaz de abandonar la película.

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10 (EL TAMAÑO SÍ IMPORTA)

El animal mitológico más grande es el Arqueotaurus Phoenix, que vivió en la Isla de Rodin, en el Mediterráneo, cuando este mar era una inmensa llanura. Sus potentes bramidos asustaban a los pastores que corrían a proteger sus rebaños del temible animal. A veces, para calmar su hambre, le dejaban un cordero como ofrenda, lo cual dio inicio a una de las leyendas más difundidas en toda la región. Esto se puede corroborar en la Enciclopedia Ilustrada de Animales Fantásticos.

Sin duda es el más grande. Mucho más grande que las Hidras o los jabalíes serpentados de Numión. Incluso más que el dragón de Korendorff, del cual se pudo capturar un ejemplar vivo, como figura en mi libro de texto.

El Arqueotaurus Phoenix es el más grande. Sólo basta colocar mi libro de texto junto a la enorme enciclopedia, para darse cuenta.

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