lunes, noviembre 20, 2006

ATLAS

Ayer, mientras caminaba por el mercado, me encontré con Atlas. Aunque se encorvaba bajo el peso de un enorme costal de papas y a pesar del sudoroso y envejecido rostro, logré reconocerle. Iba resoplando una tonada de moda. De alguna manera podría decir que se veía feliz. Como yo estaba apurado buscando un estibador que me ayudara con un pequeño fardo el cual no tenía deseos de transportar, no pude seguirle. Me hubiera gustado retenerle unos momentos y hacerle preguntas acerca de la antigua era, de cómo se veía todo cuando sus ojos eran jóvenes y un mundo entero descansaba en sus hombros. Y sobre todo, preguntarle cómo fue que llegó hasta esa humilde posición donde su cargamento parecía tener el peso de un pecado. ¿Un castigo de los dioses acaso? ¿Un castigo del hombre?
Cada hombre carga con su vida, con su mundo. Yo voy ligero, arrastrando sombras y enviando el equipaje por correo. Sólo espero que el flete no sea muy caro ni que algún bulto importante se pierda por el camino. Eso sí: tamaña tarea la que me espera cuando en el Terminal de mis Acciones, los encuentre amontonados a la espera de mis poco acostumbradas espaldas.

jueves, noviembre 16, 2006

EL ROTULADOR

Juan José colgó su letrero de “SE ALQUILA PARAÍSO EN RUINAS” y cerró la gran reja de hierro oxidado. Antes de que se marchara, le demandé me contara acerca de su armisticio.
Entonces empezó a relatar los detalles sobre su capitulación. De que ahora empezaba un periodo de transición muy duro y que se iría a un desierto personal. Su partida no había sido ni fortuita ni planeada. El hecho era que él, demasiado débil para rendirse totalmente, cometió un error a propósito para capitular so pretexto de haber sido vencido impunemente por aquella mujer. Todo era una mentira, me dijo. Ella también estaba de acuerdo en vencerme.
Los curiosos empezaron a llegar semanas después. Miraban con entusiasmo y hacían planes de remodelación. Mas, cuando preguntaban por las condiciones, se marchaban descontentos. A veces venían hacia mí para conocer algún detalle. Yo accedía siempre por una pequeña propina. En otras ocasiones sólo alquilaban mis servicios y se iban.
Todo esto sucedió por aquellos tiempos en que yo me ganaba la vida haciendo carteles por la módica suma de una historia.

El hombre me miró asombrado.
- Disculpe señor que le haya hecho tantas preguntas acerca de su ocupación. Es difícil encontrar a gente decente en estos días.
Entonces, satisfecho, me entregó las llaves de mi nuevo hogar.

martes, noviembre 07, 2006

BACKSTAGE

En un espacio en blanco habían tres figuras: Tú, lector; Yo, de autor y una tercera a la que ambos convenimos en llamar el Personaje.
El Personaje señaló hacia tu posición y dijo:
- ¡Yo no quiero ser una naranja mecánica ni un payaso o un gladiador!
Miraba hacia ambos lados buscando en nuestros rostros una respuesta mientras continuaba su puesta en escena.
Entre bambalinas Yo frotaba mis manos mirando tu reacción. Cuidadoso en no dejar al descubierto los hilos y disimulando mi voz de ventrílocuo.
Luego, el Personaje se detuvo en un ademán; en un gesto incompleto. Tú mostraste entonces una mueca de aburrimiento.
Todos nos hemos quedado sin saber qué decir ni qué hacer como si se nos hubieran olvidado nuestras líneas.
Él te mira. Yo les miro; esperanzado en que se involucren terminando esta incertidumbre, o que nos cierres el libro en la narices.


COLOFÓN

Tras leer mi propio cuento decidí convertirme en el apuntador.

24

Hay veces en que al limpiar mis cajones, lo hago de una manera tan caníbal que le despojo de mis antiguos tesoros y le obligo a una dieta de documentos y recuerdos. Arrojo papeles, cartas, dibujos y agendas en el basurero de otra época. Al revisar la libreta del 2004, por ejemplo, he recaído en mi manía de deshojar y releer mis días encontrando meses enteros sin ninguna anotación. Pasan agosto, enero, octubre sin indicación alguna. No hice nada. Sólo remotos intentos de encasillar mi tiempo en horarios, en dispersas notas escritas apenas y por obligación ¿Hacia dónde se fueron éstas fechas en blanco? Estarán perdidas para siempre o son el pretexto para el texto de hoy.

de "El Baul de A. L. Terego"