martes, diciembre 11, 2012

UNA DIFÍCIL DECISIÓN

No tengo agallas para apretar el interruptor. Pero, o son ellos o nosotros. Y ellos, en fin, ya no tienen posibilidades. Si dejo las puertas abiertas, el fuego se expandirá y sólo alargaré unos minutos su muerte, mientras que nosotros seríamos alcanzados por las llamas. Ya casi se puede sentir el calor y el aire es pesado, ardiente y con un terrible olor a humo que hiere al aspirarlo. Las paredes también queman y nos obligan a apretarnos unos contra otros. Todos protestan y me apuran. Desde que se inició el fuego todo ha ido de mal en peor. Los rociadores no actuaron a tiempo y los elevadores se han atascado. Me apuran. Cerrar las puertas es nuestra única esperanza, aunque debamos dejar que otros mueran. Yo no tengo agallas, les digo por último. Y me retiro o me apartan. Me hacen a un lado para, desesperados, comprobar que el interruptor tampoco funciona.
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domingo, noviembre 18, 2012

DELITO

Teseo, madeja en mano, se adentra en el laberinto. Es una lana extraña, resistente y algo pegajosa, como la telaraña del tiempo o de la vida. Recorre los traicioneros corredores en busca del Minotauro. Teseo camina; escucha a lo lejos un bramido, como un grito de terror; avanza cauteloso mientras deja un rastro enhebrado que se pega en las esquinas de los muros.

Han pasado muchos días desde que el héroe se adentró hacia la hazaña buscando a la bestia. Ariadna, preocupada, ha aprovechado la noche para huir de la vigilancia de su padre y buscarle. Es un acto arriesgado. La historia y las artesanías están llenas de ese tipo de acciones. La princesa encuentra rápidamente la punta del ovillo y empieza a seguirlo. A la escaza luz puede distinguir hilos e hilos que se entrecruzan, se anudan y separan en varias direcciones. Se le hace difícil seguir el rastro inicial.


Los hombres ya no nacen ni mueren. Atrapados entre los hilos, cual insectos presos, Ariadna, Teseo y el Minotauro, siguen pidiendo que los rescaten del olvido. Hace siglos que el laberinto ha sido cerrado y que los reyes dieron paso a nuevas formas de gobierno. Nadie habla ya de héroes o princesas; mucho menos de la Historia.

Las Parcas han colocado un aviso que nadie responde:

SE BUSCA MADEJA ROBADA POR JOVEN INCAUTA

teseo y el minotauro - vasija griega

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martes, septiembre 25, 2012

REFLEXIONES DE UN CLAVO

A solas, en la habitación vacía, rebota sus pensamientos contra las paredes. Contra el piso y el techo, sin que nadie le responda. Sus dudas se disparan hacia las esquinas, dan media vuelta y apuntan nuevamente hacia él. Duro y terco, con esa rigidez de la pereza, ha visto pintarse la pared una y otra vez, compartiendo a veces su alegría y color. Indeciso, con esas ganas estancadas que tienen los resortes, hace planes imposibles que deja de lado por falta de tiempo para seguir planificando.

Si alguien quisiera, colgaría algo útil, piensa en su cabeza dura. Yo estoy destinado a una gran sala, a sostener una idea admirable, se dice. Y espera.

A veces, alguien le ubica, le toma por sorpresa y pone sobre sus hombros el peso de un reloj a pilas, echando por tierra sus pretensiones. El tiempo pasa y él lo soporta. En silencio estoico, sueña con lo que debería ser.

Recuerdo aquellos días en que todo era más fácil. Uno iba y venía por donde quisiera. Entraba y salía de las cosas sin interesarse en ellas. Pero uno nunca sale igual. En cada situación, en cada acción, uno se involucra, lo quiera o no. Ya no es el mismo. Ya no soy el mismo. Ahora, aquí, con la misma irreverencia de antes, que me visita por ratos, pretendo resolverlo todo en un golpe de suerte. El instante final siempre ha sido mi especialidad. Ya no recuerdo cuántas veces me metí en algo sin saber si saldría fácilmente de allí. Siempre he sido arriesgado. Mas ahora, con el pasar de los años, me he vuelto más prudente. Y sé que esa prudencia se basa en mi necesidad de trascender. Trascender más allá de este cuarto, de este papel al que me he visto sometido. Presentarme al mundo con algo que les cambie la vida para siempre…

En la habitación ociosa, ha decidido muchas veces algún cambio, antes de que alguien venga y le ponga un color o le obligue a cargar una imagen sin sentido. Ha reiniciado sus proyectos para luego quedar en silencio, rebotando mecánicamente sus ganas inertes ante la sorpresa pálida de las paredes que también esperan.

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sábado, marzo 24, 2012

IMITACIÓN DE LA SOMBRA DE UNA HIERBA

fotografía de walt whitman

Yo no sé abarcar lo que Walt Whitman.
Yo también soy un corazón que
se encoge y revuelca
buscando razones o prodigios.

Que estalla y renace tratando
de expandir, quebrar o desbordar
más allá de su cárcel de costillas...


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miércoles, enero 18, 2012

GAIA

Una anciana jugaba con una semilla entre sus manos añosas. Y a la semilla no le importaba. Rezaba una vieja oración con los ojos entrecerrados y la simiente era una cuenca en su rosario infinito. En su largo susurro la anciana hablaba con remota lengua. Enumeraba hechos como si su memoria fuera el tiempo mismo. A la semilla esto no le interesaba. El grano rodaba entre los dedos marcados por el trabajo aumentando cicatrices y erosión en su áspera piel. Y a la semilla esto tampoco le preocupaba. La anciana parecía contar cada uno de los pliegues, contar incluso el peso mismo de la simiente y proyectar sus ramajes futuros. Aquellos brazos en oración hacia el cielo donde las aves también morirían. Enumerar la caspa y el frescor de las estaciones. Remontarse y penetrar en la tierra hasta la primera generación de semillas.

La anciana, hastiada de este ejercicio, suspiró contra el atardecer. Se extrajo las sobras de su diente cariado con la simiente. Se limpió la boca con el reverso de una mano. Y arrojó la semilla a la tierra.

Por último, se levantó con algo de esfuerzo, hizo un ademán de hasta pronto y la enterró con el pie.

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