sábado, septiembre 21, 2019

CENIZAS Y POLVO



Pasó una página. Dos. Todas a la vez y, el aliento mohoso, le refrescó del calor. Pensó entonces que con un libro lo suficientemente grande, éste desaparecería.

Tomó el volumen más enorme que encontró. Pasó una página. Dos.

Desistió. Y se abrazó al encuadernado para esperar a que el fuego los terminara de consumir.


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